La mayor prosperidad literaria del castellano se produjo en el periodo comprendido entre los siglos XVI y XVII, con escritores muy señalados, en especial, Garcilaso de la Vega, en el siglo XVI. En ese siglo el castellano fue oficializado como lengua. Inmediatamente después vino Miguel de Cervantes, autor de “Don Quijote de la Mancha”, la obra más editada y traducida en la historia de la literatura universal, con la excepción de la Biblia.
Es importante citar a los máximos exponentes del teatro barroco español: Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, que con sus obras, ya correspondientes al siglo XVII y acompañadas de aportaciones líricas y novelas consiguieron acentuar la identificación y popularidad del castellano junto a otros muchos autores. A la época definida desde la publicación de la Gramática Castellana de Nebrija, en 1492, hasta la muerte de Calderón de la Barca, en 1681, se le llamó Siglo de Oro, abarcando esencialmente diversos movimientos culturales comprendidos en el Renacimiento y el Barroco.
En 1713 se funda la Real Academia Española (RAE), por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena. La constitución de ésta fue aprobada por Felipe V el año siguiente , asegurando sobre ella “Amparo y Real Protección”. La Academia pretendía establecer voces y vocablos del castellano en su mayor pureza haciendo famosa la leyenda que calificaba a esta lengua de “Limpia, fija, y con esplendor”. La intención era combatir cualquier intento de alteración a la elegancia y pureza del idioma.
La organización del sistema educativo en el siglo XVIII permitió que en este tiempo se autorizara la enseñanza del castellano en las universidades. Hasta entonces el idioma académico había sido el latín, y muchas de las lenguas vernáculas quedaban fuera de los pasillos universitarios. En el año 1780, la Real Academia Española (RAE) publicó la primera edición del Diccionario de la lengua Castellana.
Imagen: Palacio del Marqués de Villena, by Macalla http://goo.gl/BvuVy
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